Mario Iván Martínez

Actor, músico y cuenta - cuentos

Recitales poético musicales

Juegos de Artificio

Arias y piezas para el clavecín de
George Frideric Handel
1685 - 1759

Lourdes Ambriz, soprano José Suárez / Rafael Cárdenas, clavecín

Mario Iván Martínez, tenor Margarita Isabel, narración

Una selección de:
Teodora, Judas Macabeo,
El Triunfo del Tiempo y del Desengaño,
y El Festín de Alejandro

Textos adaptados de la obra de: Marguerite Yourcenar, Francisco de Quevedo,
Juan Arturo Brenan, Gustavo Adolfo Bécquer, José de Espronceda
Nicolas McGegan, Fray Luis de León, Antonio Machado y Federico García Lorca.

P r o g r a m a

Passacaglia en Sol menor

Angels ever bright and fair
Teodora

Oh never, never bow we down
Judas Macabeo

Allegro en Sol menor

Oh that I on wings could rise
Descend kind pity
Thither let our hearts aspire
Teodora

I n t e r m e d i o

With ravish´d ears
El Festín de Alejandro

Oh lovely peace
Judas Macabeo

Giga en Mi menor

Lascia la spina
Chiudi vaghi rai
El Triunfo del Tiempo y del Desengaño

How vain is man
Judas Macabeo

Happy pair
El Festín de Alejandro

George Frideric Handel (1685-1759)

Más allá de El Mesías

De acuerdo a los cálculos de Sir Donald Tovey, la obra completa de George Frideric Handel equivale en número a las de J.S. Bach y Beethoven. Sin embargo la marcada preferencia por tan sólo unos cuantos trabajos del autor de la Música Acuática, ha significado que la mayor parte de su enorme producción sea desconocida. La fama de Handel se sostiene básicamente sobre El Mesías, (¡A menudo en el Aleluya que finaliza la segunda parte de esta obra maestra!). Sin embargo, aquí vemos la punta del iceberg, ya que muchas de sus obras instrumentales, óperas y oratorios son también de elevada inspiración y de amplia concepción artística.

Nació en Halle, Alemania. Dueño de una sólida cultura musical y humanística inició su carrera como organista. A los veinte años estrenó sus primeras óperas y enseguida viajó a Italia. Ahí pudo familiarizarse con las diversas escuelas musicales de la península.

Después de su estancia en Hanover donde ocupó el puesto de Maestro de Capilla, se naturalizó súbdito británico adoptando a Inglaterra como su nueva patria. Emprendedor y siempre inquieto, gozó del auspicio de la realeza y se convirtió en un exitoso empresario teatral. Tras aventurarse en la realización de óperas durante treinta y seis años, este notable políglota se dedicó casi totalmente a la composición de oratorios; un género que él mismo ayudó a crear y que se ejecutaba sin escenificación alguna, ya que era considerado impropio el teatralizar una historia bíblica. Handel fue también un incansable viajero, el primer compositor cosmopolita, quien defendió su independencia con firmeza para poder trabajar a su antojo en cualquiera de los géneros, secular o religioso.

En ocasiones Handel reelaboraba material previamente escrito por él o por otros músicos como Telemann. Hoy en día nos será posible entender más facilmente estas costumbres del siglo XVIII, al aceptar la recomendación de John Potter: “Un compositor debe examinar todo lo que llegue a su paso y cual curiosa abeja sustraer la miel de cada flor”

En Juegos de Artificio es nuestro afán presentar una selección de la música menos conocida de Handel, proveniente de cuatro oratorios contrastantes y de sus obras escritas para el clavecín.

Nuestro trabajo muestra tan sólo un ápice de lo mucho que hay por descubrir en la obra de este virtuoso el barroco, cuya vasta producción resulta una fuente inagotable de placer.

Notas al Curioso Lector

El Triunfo del Tiempo y del Desengaño, 1707 – Ocupa un lugar especial en la historia del oratorio, del cual es su alfa y omega. Fue el primer oratorio escrito por Handel. Exactamente medio siglo después llegaría a ser su último, cuando ya ciego dictó a su asistente y discípulo John Christopher Smith, una nueva versión que tituló El Triunfo del Tiempo y la Verdad. La obra original fue escrita en Roma por encargo del Cardenal Pamfil, filósofo, poeta y mecenas cuya orquesta había sido formada por Corelli, quien dirigió el estreno. Toda representación operística fue prohibida dentro de la Santa Sede por el Papa Inocencio XI, así que Handel abordó el género del oratorio. El texto desciende de los autos sacramentales medievales, ya que a través de personajes alegóricos, narra el triunfo del Tiempo y la Verdad sobre las tentaciones mundanas de la Belleza y el Placer. El aria Lascia la spina que presentamos aquí, fue adaptada de una zarabanda instrumental ya existente en su ópera Almira. Más tarde se convertiría en una de las arias más famosas de Handel: Lascia ch´io pianga de la ópera Rinaldo (1711).

El Festín de Alejandro o El Poder de la Música, 1736 – Una oda escrita en honor de Santa Cecilia. - Se trata no sólo de alabanzas a la santa patrona de la música. John Dryden, el autor del texto, incluye también la vida triunfal de Alejandro el Grande y la vuelve el punto central de su obra poética. Describe el festín que Alejandro ofreció en el año 330 A.C. en la ciudad conquistada de Persépolis. El texto narra la vida íntima del gobernante, las bacanales y sobre todo subraya la presencia del cantante Timoteo, quien por medio de la belleza de su canto logra despertar en Alejandro las más variadas emociones. Se establece entonces la conexión entre el músico y Santa Cecilia ya que su arte sublima al guerrero más feroz. Aquí, en forma típicamente barroca, la antigüedad pagana y los conceptos cristianos se unifican.

Judas Macabeo, 1747 - En 1746 la rebelión Jacobina del Príncipe Charles Edward, conocido como The Young Pretender o El Joven Aspirante a la corona británica, solamente obtuvo el seguimiento de Escocia, debido a que el rey Jorge II había alcanzado la popularidad cuando personalmente llevó a su país a la victoria sobre los franceses en la batalla de Dettingen en 1745. A Handel se le encomendó en ese tiempo escribir dos oratorios heroicos y triunfales con objeto de brindar apoyo a la campaña: El Oratorio Ocasional y Judas Macabeo. El libretista de este último fue Thomas Morell (1703-1784). Se escogió el relato bíblico que narra la resistencia judía bajo el liderazgo del “muy valiente y sabio comandante Judas Macabeo” frente a la ocupación Siria de l69 A.C. Se trata de una historia épica y conmovedora, la cual coronó la victoria que obtuvieron los ingleses en la batalla de Culloden, en abril de 1746.

 

Teodora, 1750 – Este oratorio llegó a ser el favorito de su autor. La música trasciende al texto de Thomas Morell por su enorme profundidad y belleza. Basada en parte sobre un original de Corneille, Teodora se estrenó el 16 de Marzo de 1750 y resultó muy poco concurrida. Permaneció como la menos ejecutada de sus creaciones. Handel evaluaba el coro final del II acto de este oratorio como una de sus obras maestras, considerándola superior al Aleluya de El Mesías.

Handel expresó alguna vez que el sentido de su trabajo se encontraba en la sensibilización del espíritu humano a través de su música. Dentro del género del oratorio, sus esfuerzos lo llevaron a cumplir este propósito con el mayor de los éxitos.

Anecdotario

Durante un ensayo, el cantante inglés llamado Gordon, manifestó su disgusto por la forma en que Handel acompañaba su aria, así que amenazó con lanzarse sobre el clavecín si el compositor no tocaba de otra manera. A esto Handel respondió: “Le ruego me notifique con tiempo cuando decida hacer eso para poner boletos a la venta, ya que le aseguro que mucha más gente pagará por verle saltar sobre mi clavecín, ¡que por oírle cantar!”

Charles Burney (1726-1814)

El Dr. Maurice Greene, (1695-1755) compositor y organista de la Música del Rey, le presenta a Handel uno de sus himnos para conocer su opinión. Este le invita a tomar café al día siguiente. Green se presenta a la cita con puntualidad. Se sirve el café y todo tipo de temas son discutidos, sin embargo Handel no dice ni una palabra sobre el himno en cuestión. Eventualmente la paciencia de Greene se agota y pregunta con evidente ansiedad:
Greene Y bien maestro, ¿Qué opina de mi composición?
Handel ¡Ah sí, su himno! Pues pensé que le faltaba aire.
Greene ¿ Aire dice usted? ¿Cómo es eso?
Handel En efecto, aire, de modo que lo tiré por la ventana.

Dos anécdotas sobreviven acerca del fracaso del oratorio Teodora en taquilla. Se cuenta que Handel alguna vez dijo: “Los judíos no vienen por que se trata de una historia cristiana y a las damas de sociedad no les interesa pues contamos una historia virtuosa”.
La otra narra que cuando dos músicos pidieron boletos para su Mesías, Handel les respondió: “Oh meine Herren! Cuando presentamos Teodora nadie solicitó boletos y les aseguro que había suficiente espacio ahí para bailar. Pero no importa, con menos público, ¡La música suena mejor!”

Durante el primer año de la ceguera total de Handel, el compositor estuvo presente en un concierto de su oratorio Sansón. Se cuenta que el público se conmovió hasta las lágrimas cuando el tenor John Beard cantó con gran sentimiento el aria que dice:
“El eclipse es total. No hay sol ni luna. Reina la absoluta obscuridad en el fuego del mediodía”.

William Coxe, (1799)

Handel era a menudo criticado por reelaborar material de otros músicos En su defensa, el compositor William Boyce (1711-1799), expresó:
“El toma las piedras de otros y las convierte en diamantes”.

Al escuchar el Aleluya de El Mesías, se afirma que Haydn lloró como un niño diciendo:
“Indiscutiblemente, es el maestro de todos nosotros”.
Mozart expresó: “Handel entiende lo que significa el crear un efecto mejor que ninguno.
“Cuando ataca, lo hace con el poder del rayo”.
Beethoven dijo de Handel: “Logra la grandeza con los medios más simples. Me quitaría el sombrero y me arrodillaría ante a su tumba”.